martes, 26 de mayo de 2009

ENTREVISTA AL FILÓSOFO MIGUEL GIUSTI

"Al Perú le hacen falta políticos más honestos"


La más reciente novedad editorial de este reconocido profesor de la Universidad Católica tiene que ver con sus preocupaciones en torno a la ética en el mundo contemporáneo, reunidos en forma de ensayo en El soñado bien, el mal presente, que acaba de presentar en nuestra ciudad. En él, Miguel Giusti Hundskopf, profundiza, a partir de la ética, nociones sobre la democracia, la pobreza, la violencia, la globalización, y lo hace de la mano de figuras como Kant, Cervantes, Milan Kundera, Descartes o Hegel. A despecho del contraste que da título al libro (prestado de un poema de Quevedo) y las consabidas tertulias filosóficas, esta vez se tuvo un auditorio generoso, repleto de jóvenes con una atención excepcional. Además, en todo momento, el filósofo anduvo entonado.


— Si un estudiante quiere conocer algo más sobre usted se va a internet, entra a Wikipedia, y encuentra que usted es un “filósofo liberal”. Qué significa eso.
— Muchas gracias, muchas gracias, pero yo no sé quién diablos ha puesto eso (risas). Por cierto, yo tenía anotado, en una hojita, una nota que ha salido en el diario La Industria que dice Giusti viene a Trujillo y presenta libro, y al final dice: “Vayan todos a la presentación de este filósofo liberal”. Entonces yo digo, ¡por Dios, quién ha escrito eso!, ¡de dónde ha salido! Hay un profesor de San Marcos que ha puesto un blog donde me califica de ‘filósofo liberal’, y me hace una crítica… en fin, realmente es un filósofo ciego ¿no es verdad?, porque está mal de la vista. Yo he escrito más de un libro, dos, tres libros, donde hago todo el tiempo críticas muy duras al sistema liberal, entonces, al contrario; en mis años de estudio, le contaré, yo era muy criticado por mis compañeros y profesores por no ser liberal, y luego llego al Perú y me encuentro que me han puesto ese mote, y es algo completamente absurdo.

— Entonces es usted un ‘no liberal’…
— No es que yo me defina como un ‘no liberal’, sino que es obvio que en todos mis escritos hago una crítica muy fuerte del sistema neoliberal. Por supuesto que el liberalismo tiene un valor muy grande que es el haber insistido en la libertad del individuo y en la libertad de la persona humana, pero eso no quiere decir que yo sea un liberal, de ninguna manera.

— Entonces…
— Este… yo soy un filósofo. El ser liberal es una definición política, y la filosofía reflexiona sobre la política. A ver ¿cuál es el antónimo de liberal? Comunitarista, es una posibilidad. Es obvio que si alguien lee mis textos va a inferir que soy un comunitarista, no un liberal, y así se ha escrito en las reseñas que se han hecho sobre mis textos fuera del Perú.

— Por qué leer filosofía en estos tiempos.
— Bueno, me parece que hay sentimiento generalizado de que el mundo ha perdido el rumbo. No se sabe a dónde ir en la economía, en la política, en el arte, etc., entonces, frente a esa incertidumbre hay una demanda por recurrir a textos más profundos que nos den lineamientos, pautas, sobre qué cambios hacer. Ese es –me parece- el motivo principal por el cual hay de parte de la sociedad una demanda de esclarecimiento que incluya también textos de filosofía. Claro, uno se preguntará por qué tengo que leer a Kant, ¿verdad? Lo que pasa es que Kant es un clásico que tiene una opinión interesante sobre temas fundamentales de la vida social.

— Usted recomienda entonces regresar a los clásicos.
— Sí, hay que retornar a los clásicos, pero no para repetir lo que ellos han hecho sino porque había, en los clásicos, advertencias sobre lo que podría pasar. Hegel, por ejemplo, decía que el mayor peligro que le puede ocurrir a una sociedad organizada es que la economía gobierne sobre la política. Mire usted lo que ha pasado con la globalización: la globalización es una universalización del mundo pero bajo el dominio de la economía, y con la última crisis financiera ha quedado demostrado que si no hay un control político sobre la situación económica, entonces se producen grandes crisis o grandes injusticias.

— Y por qué se espera una crisis para recién rescatar conceptos más o menos conocidos.
— Usted me pregunta algo terrible porque así es el ser humano: sólo cuando padece algo empieza a corregirse. Lo que pasa es que se ilusiona con el éxito fácil. Por ejemplo ¿por qué recién el hombre se preocupa por el medio ambiente si ya lo destruyó? Porque creyó que la tecnología le iba a provocar una gran felicidad y no cuidó su medio ambiente, así de simple.

— ¿No será acaso que la vida nuestra no es sino un conjunto de contrastes, como el poema de Quevedo, del que nos habló en su presentación?
— Bueno, digamos, el poema de Quevedo puede decir eso sobre el amor, que es un contraste curioso, emotivo, ¿verdad?, pero en relación con la vida cotidiana, bueno… por supuesto que hay un fuerte contraste, marca la vida humana, todas las religiones han expresado eso, incluyendo la cristiana que tiene como símbolo no sólo la cruz sino también la resurrección, o sea, otra vez el contraste ¿no es cierto? Los seres humanos vivimos experiencias dolorosas, la vida es vida y muerte, y entonces tratamos de buscar una respuesta, una explicación, un discurso, que nos permita enfrentar de manera coherente ese contraste tan fuerte de nuestras vidas.

— Dr. Giusti y qué crítica le haría usted a este gobierno, en clave filosófica.
— Bueno, en general, la filosofía no es buena consejera para hacer análisis político porque la filosofía tiene, por así decirlo, una mirada de largo plazo, y cada vez que un filósofo ha intervenido en términos políticos ha sido para prestarse a un juego político ideológico.

— Sin embargo…
— Sin embargo yo sí he expresado algunas críticas sobre el actual gobierno desde el punto de vista de la ceguera en aplicar políticas neoliberales, no porque me parezca a mí que dichas políticas sean malas en su raíz, sino porque son ciegas frente a problemas de injusticia social, a problemas de multiculturalidad, de compensación de injusticias estructurales. Para ponerle un ejemplo muy simple: el tema de la educación. Supuestamente, en un Estado democrático liberal tiene que haber libertad para elegir, las escuelas, libertad de educación, etc., y sin embargo, esa libertad conduce, en el Perú, a perpetuar una injusticia tremenda que es que la buena educación esté asociada al poder económico, o sea, solo quien tiene una buena situación económica puede tener acceso a una buena educación. Eso es una injusticia flagrante.

— ¿Cambiarían las cosas si se enfatizan los cursos de ética?
— No, los cursos no cambian a las personas, ayudan a reflexionar, pero esto es un problema más complejo. Al Perú le hace falta políticos más honestos, le hace falta prácticas institucionales más honestas, le hace falta salir del círculo vicioso de la corrupción generalizada, porque si hay corrupción desde el policía de tránsito, del maestro, del juez, entonces no se puede salir de ello. Salir de este círculo no se logra con ciertos cursos, se sale como se ha entrado: hay que salir con pequeños pasos, especialmente con el ejemplo y con la práctica. Por ejemplo, en una Universidad, si logramos erradicar la corrupción, así produciremos un contagio, poco a poco. Con campañas institucionales, pequeñas pero sostenidas, poco a poco.

— Qué puede decirnos sobre el concepto de codicia, que manejaba Adam Smith.
— Bueno, Adam Smith es un autor muy interesante, mucho más interesante por lo que se le conoce que es La riqueza de las naciones. Él era profesor de ética en la Universidad de Edimburgo, y escribió un libro muy importante que se llama La teoría de los sentimientos morales, o sea, Adam Smith no sólo habla de la codicia, él cree que los seres humanos no actuamos solo por ideas sino por emociones, por deseos, por amor, por envidia, por codicia, por una serie de motivaciones. Entonces, cuando uno analiza todo el espectro de emociones humanas, uno pude vincular esas emociones con ciertas decisiones que tomamos y con ciertos sistemas sociales, y decir, claro, la codicia, por supuesto, puede ser un sentimiento terriblemente negativo, pero podría tener también algo de positivo.

— Finalmente, un mensaje especialmente para los jóvenes que lean esta entrevista.
— Pues el mensaje que yo les daría es que lean más, que discutan más, y se empapen más de los temas actuales en diversos campos.

— ¿Y que no se fíen mucho de Wikipedia…?
— (Risas)… Efectivamente.