domingo, 23 de agosto de 2009

ENTREVISTA AL DR. GILMER ALARCÓN

“La migración es un gran aporte al desarrollo de Europa”

En sus primeros años de abogado, defendía a algunos acusados de terrorismo y fue involucrado. Varios otros letrados estaban siendo encarcelados, así que no le quedó otra que irse fuera del país. Primero a Bolivia, después a España, donde gracias a una beca de la Agencia Española de Cooperación Internacional logró el doctorado en la Universidad Carlos III de Madrid. “Ya estaba metido en la academia”, nos cuenta con esa nostalgia de quien ha pasado más de 15 años fuera de su patria. “El exilio es duro, desde luego, pero afortunadamente a nivel internacional hay mucha solidaridad con los refugiados, especialmente cuando provienen de países con conflictos sociales”. No es casualidad, por tanto, que Gilmer Alarcón Requejo haya terminado reflexionando sobre temas de Derechos Humanos, específicamente sobre los derechos de los trabajadores migrantes y sus familias. Hoy, tras publicar su primer libro en España (*), se dedica por entero a la docencia universitaria.

— Qué lo lleva a interesarse en el tema de los derechos de los migrantes.
— Bueno, en principio los procesos migratorios hoy son tan importantes que trastocan las sociedades modernas y causan mucha perplejidad; de pronto uno ve que el 10 o 15% de la población es población migrante, entonces eso genera grandes retos para las sociedades de acogida de cómo trabajar la integración social, cómo manejar el flujo de los migrantes, cómo salvaguardar sus derechos, y cómo integrarlos a la vida del país donde se encuentran.

— ¿Usted diría que en la Europa de hoy hay una involución en el tratamiento de estos temas?
— Efectivamente. Hubo un avance en el reconocimiento de algunos derechos, pero a raíz de la crisis las políticas se endurecen contra los migrantes, por ejemplo la Directiva de Retorno de la Unión Europea, que consiste en detener por largos periodos (hasta 18 meses) a los trabajadores migrantes irregulares. Esto es discutible desde el punto de vista de los derechos humanos y fue muy criticado, pues uno de los colectivos afectados de manera inmediata eran los inmigrantes latinoamericanos, y porque entre América Latina y la Unión Europea existe una Declaración de Principios de respeto a los derechos de los migrantes –o sea hay un Convenio de Cooperación-, de tal forma que aprobar una directiva de este tipo implicaba desviarse de compromisos con los países latinoamericanos.

— Qué alternativas podrían tener los países europeos para abordar estos problemas.
— Lo que ha pasado es que esa directiva de retorno ha sido moderada por algunos Estados, por ejemplo el caso de España, en el que la detención no pasa de 60 días y no de 6 meses como se estableció inicialmente, y en general, hay otras políticas públicas que apuntan a proteger los derechos de los migrantes sin llegar a propuestas fundamentalistas.

— Por ejemplo...
— Bueno, tratar de tener una migración más estable y evitar que estas poblaciones, sino logran integrarse socialmente, pues generen graves problemas en sus sociedades. Ahora, hay que reconocer también que hay un enorme cinismo de parte de estos Estados porque, aunque no lo digan expresamente, la migración es una gran aportación para el desarrollo de sus países.

— Especialmente por la oferta de trabajo, ¿no?

— Por supuesto, entonces el reto está en que estas poblaciones no sólo sean un motor de desarrollo para los países de acogida, sino también para los países de donde ellos salen, ya sea a través de remesas, de programas de desarrollo, etc. Por eso también es muy criticable esta famosa “tarjeta azul”, que quiere implantar la Unión Europea para tratar de promover la migración de personal calificado desde América Latina, pues eso descapitaliza de recurso humano a nuestros países.

— Usted ha presentado un proyecto junto a un grupo de profesores respecto de estos temas. Cuéntenos de esa iniciativa.
— Sí, hemos presentado un proyecto en España para el reconocimiento de los derechos políticos a los migrantes residentes. Esto permitiría que tengan una mayor incidencia en los programas de los partidos políticos y en las políticas públicas del país de acogida, tratando de que sus intereses y necesidades sean recogidas de mejor manera, porque si bien existen mecanismos de participación consultiva no de toma de decisiones. De esta forma los migrantes, por ejemplo en el caso latinoamericano, tendrían una mayor influencia en la vida política de estos países.

— Ahora, ubicándonos en nuestra realidad, cómo ha encontrado la clase política.
— Ehh… Yo soy muy optimista sobre lo que está pasando en Perú después de haberme ido en un periodo muy difícil, con un conflicto armado interno, con escasa democracia, etc., y hoy en día el Perú está en franco crecimiento del Estado de Derecho, hay mayores mecanismos para la protección de los derechos y una sociedad civil activa que permite impulsar reformas en el Estado.

— Y los congresistas tránsfugas, falsificadores, estafadores…
— Yo creo que el descrédito viene en gran medida en la selección de los parlamentarios. Al igual que ahora se hace con los jueces, creo que se debería mejorar algunos mecanismos para seleccionar a los futuros parlamentarios a fin de mejorar las competencias y respondan mejor a sus electores. Weber decía que quien quiere poner sus manos en el carro de la historia, tiene que tener mucha responsabilidad, porque eso significa involucrarse con los intereses de las grandes mayorías.

— Casi siempre estamos hablando de reformas… ¿Insistir en estos debates puede elevar la situación política del país?
— Yo creo que la protección de derechos en el Perú ha avanzado mucho por el activismo del Tribunal Constitucional (TC); sin embargo el riesgo está –no solo para el caso peruano sino para todos los paises organizados en torno a un Estado Constitucional- en que el activismo del TC disminuya la dinámica del parlamento. Mi impresión es que las reformas políticas para garantizar derechos en el Perú no solo tienen que estar concentrados en el TC, sino también en potenciar el parlamento y el razonamiento de los partidos políticos.

— Un parlamento bicameral o unicameral.

— Preferiría uno bicameral porque eso permite una mayor reflexión. Si la Cámara de Senadores actúa como un filtro de mayor razonabilidad, entonces se afianzarían con mayor precisión los postulados de un Estado de Derecho.

— El presidente ha propuesto una renovación parcial del Congreso. Cuál es su parecer.
— Estoy de acuerdo, creo que eso le daría mayor dinámica al parlamento porque últimamente la opinión pública no tiene un buen criterio respecto de este poder del Estado, entonces el hecho de promover una renovación a la mitad del periodo sería interesante porque activaría la vida política del país, y es precisamente eso lo que sustenta un país que confía en sus políticos.

— ¿El voto debería seguir siendo obligatorio?
— Yo creo que mientras no tengamos todavía una cultura democrática más madura, mantendría –transitoriamente- el voto obligatorio. Venimos de un proceso de transición democrática, y creo que sería preferible todavía mantener esta institución, no por que sea mejor necesariamente, sino por una cuestión de transitoriedad saludable.

— Finalmente, Ud. salió del país en un momento duro por la subversión, ¿considera que el senderismo sigue siendo una amenaza?
— Yo creo que ya no. Creo más bien que estos rezagos tienen actitudes lumpenescas, y nunca van a significar una amenaza real para el Estado, lo cual no quiere decir que este abandone su papel de vigilancia.

Presentación del libro de Alarcón Requejo en Casa de América, Madrid. Panelistas: Luis Pàsara, Elìas Dìaz, Peces-Barba, Rafael de Asìs y Eusebio Fernàndez.

(*) Gilmer ALARCÓN REQUEJO, Estado de Derecho, derechos humanos y democracia. Pautas para la racionalidad jurídico-política desde Elías Día. Ed. Dykinson, Madrid, 2007, 578 pp.

Agradecemos a la Escuela de Postgrado UPAO por las facilidades concedidas para esta entrevista.

domingo, 9 de agosto de 2009

ENTREVISTA AL DR. MANUEL ROMÁN OLIVAS, JUEZ COMERCIAL

“Los juzgados comerciales buscan dar seguridad a los agentes económicos”

Es uno de los primeros jueces comerciales del país, y parece uno de los buenos. Desde que egresó de San Marcos se ha dedicado a especializarse en temas jurídico empresariales: tiene una Maestría en Derecho Empresarial con distinción “Magna Cum Laude” por la Universidad de Lima, y ha seguido cursos en ESAN en temas financieros y comerciales. Su juventud –un valor agregado a su despacho- le ha permitido hasta ahora sortear con serenidad la sobrecarga procesal que ya empieza a exasperar a los juzgados vecinos. “Estamos en eso”, comenta lacónicamente Manuel Román Olivas en un aparte del curso Jurisdicción Mercantil, que ha iniciado con éxito en postgrado de la UPAO.

— ¿Cómo así deciden dictar el curso de Jurisdicción Mercantil, y qué características tiene?
— El curso de Jurisdicción Mercantil responde básicamente a una necesidad de los alumnos en el sentido de no solamente conocer la parte sustancial del derecho, es decir la parte ‘estática’ por llamarlo de alguna manera, sino también que los alumnos cuenten con herramientas que les permitan, ante una situación de conflicto, tratar de resolver los problemas a nivel jurisdiccional, es decir, judicial o arbitral.

— ¿En qué otra escuela del país se viene dictando este curso?
— Bueno, yo entiendo que el curso como asignatura de postgrado en una Maestría vinculada al Derecho Empresarial es un curso innovador; no tengo conocimiento de que se dicten en otras escuelas.

— Esto respaldaría la idea de una creciente autonomía del Derecho Comercial en los cursos de postgrado.
— Yo creo que sí porque el derecho societario o empresarial finalmente no sólo tiene una autonomía en cuanto al ámbito sustantivo, es decir, al ámbito vinculado a las instituciones en sí, sino también al aspecto procesal; de tal modo que a la fecha existen, en varios lugares, una justicia especializada en materia mercantil, por ejemplo en Lima, Huancayo, Tacna, Chiclayo, y hay una experiencia ahora en el Callao. Entonces esta justicia requiere especialización, y por tanto requiere de profesionales que profundicen no solamente el tema vinculado al aspecto material del derecho sino también al aspecto procesal.

— Y cómo lo están recibiendo sus alumnos.
— Pues veo que existe mucho interés. Conversando con algunos percibo que les genera mayor seguridad, porque sirve mucho conocer la parte sustantiva, pero también es fundamental que los profesionales, al momento de una crisis o conflicto, puedan iniciar procesos tanto judiciales como arbitrales; de tal modo que si queremos hacer un parangón, no resulta sólo importante conocer las partes del auto sino también saber manejar, y entiendo que con este curso los alumnos tendrán la llave para manejar adecuadamente los conflictos.

— Desde cuándo es usted juez comercial y qué satisfacciones le ha dado su trabajo.
— Soy magistrado del 6to. Juzgado Comercial, y vengo ejerciendo el cargo desde el 2005, es decir desde la fundación de la especialidad mercantil. En cuanto a mis satisfacciones le diré que son enormes porque finalmente lo que nosotros tratamos es impartir justicia a partir del conocimiento específico que existe sobre la materia, hecho que por cierto origina que tengamos en consideración incluso normas vinculadas a la defensa del consumidor, a efectos de aplicar las normas especiales propias del derecho empresarial.

— Qué casos conocen estos juzgados.
— Los casos están previstos en una Resolución Administrativa que nos asigna a los jueces competencias especiales, de tal modo que a la fecha conocemos todas las pretensiones derivadas de la Ley General de Sociedades, todas las pretensiones procesales derivadas de la Ley de Títulos Valores, Ley del Sistema Financiero, así como también los contratos denominados “modernos” o “contratos empresariales” que puedan originar conflicto entre los agentes económicos.

— Cómo cree usted que ha recibido la clase empresarial la creación de estos juzgados mercantiles.
— Yo creo que la clase empresarial, pero sobretodo el país, debe sentirse satisfecho por que lo que se busca con esta especialidad comercial es tratar de dar seguridad a los agentes económicos en general, a la clase empresarial por un lado, y a los consumidores y usuarios por otro, de tal modo que la especialización en el conocimiento de este tipo de materias debería originar una justicia más rápida en las controversias que se presenten.

— El presidente ha anunciado en su discurso la dación de un Código del Consumidor, qué expectativas tiene al respecto.
— Pues muy positivas, en la medida que un código de esta magnitud lo que pretende es condensar en un solo cuerpo todas las normas que protejan al consumidor, y esta concurrencia de normas va a permitir a los operadores jurídicos, tanto abogados como magistrados e incluso a los propios consumidores, conocer de manera más clara cuáles son sus derechos.

—-Es un paso importante para el Perú en cuanto a la protección de estos derechos…
— Sí, muy importante desde luego. Hasta donde tengo entendido, en Brasil hay una experiencia similar que ha contado con el beneplácito de la población; lo que sí considero en este tipo de elaboración jurídica es que se dé una participación especial a la ciudadanía, inclusive a la judicatura, porque a partir de esta experiencia en los juzgados comerciales podría haber aportes interesantes a los efectos de mejorar o adecuarlo a nuestra realidad.

— Debemos colegir entonces que usted es partidario de un Código Mercantil de carácter procesal, habida cuenta su entusiasmo en la materia…
— Yo respecto de eso, le confieso que es un asunto sobre el cual no tengo un criterio definido, tengo algunos reparos vinculados al hecho de que crear un nuevo código sobre una nueva materia procesal generaría seguramente algunos problemas de aplicación, dado que con un Código Procesal Civil, bien elaborado, considero puede ser una herramienta útil para resolver los problemas.

— Está contento entonces con el Código Procesal Civil.
— Necesita algunos ajustes, eso es evidente, pero de ahí a considerar un Código Procesal Mercantil no sé, tendría que estudiarse y analizarse adecuadamente. Como le digo, a la fecha, no tengo una opinión definitiva.

— Dónde quedan los procesos arbitrales, o porqué hay desconfianza en esta figura.
— Ehhh… yo creo que no existe una desconfianza en al ámbito arbitral, antes bien, los agentes económicos deciden de antemano si, ante una situación de conflicto, recurren ante la jurisdicción arbitral, pero en caso que no sea así, el Poder Judicial entonces entra a resolver este tipo de casos, de tal modo que no existe conflicto o desconfianza, sino que existen dos modelos tipo que van en forma paralela, y que en todo caso serán los agentes económicos quienes decidan cuál es la jurisdicción que se acomoda más a la resolución de sus conflictos.

— ¿Pero no cree usted que debería afianzarse un poco más el arbitraje, que nació precisamente para que las empresas cuenten con una herramienta expeditiva en la eventualidad de un conflicto?
— Yo creo que sí, y en nuestro país ha adquirido una solidez incuestionable; sin embargo, considero que eso no puede dejar de lado el fortalecimiento de la justicia comercial, o de la justicia en general, dado que los arbitrajes son ejecutados por el Poder Judicial, y en su momento las pretensiones de anulación de arbitraje son verificadas por la justicia ordinaria o comercial; en tal medida, siempre, o casi siempre, un arbitraje deriva pues en el Poder Judicial, ya sea para su ejecución, anulación o colaboración de algunas medidas cautelares. En conclusión, el fortalecimiento del Poder Judicial es necesario, inclusive en una situación en la que el arbitraje se consolida aún más.

— Finalmente cuál sería su mensaje a los operadores jurídicos.
— Pues mi mensaje sería que confíen en la justicia comercial, y a los abogados especialmente: que se capaciten, pues sus competencias con necesarias para que la justicia se realice en toda su magnitud.

Agradecemos a la Escuela de Postgrado UPAO por las facilidades concedidas para esta entrevista.