viernes, 16 de marzo de 2007

ENTREVISTA A NICOLÁS LYNCH

"SOMOS ANTOLOGICAMENTE MALOS"


Fue Ministro de Educación del primer Gabinete de Alejandro Toledo, y se le recuerda por la herejía de intentar una reforma a fondo en el sector educativo, que nunca pudo materializarse pues “pisaba muchos callos”. Pero sus críticas y propuestas siguen en pie, tanto como su voluntad de mantenerse en la escena política. Así lo encontramos luego de una de sus conferencias sobre problemática educativa, que viene dictando en diversos lugares del país. Nicolás Lynch Gamero, sociólogo y analista político, juega sus cartas desde la “izquierda democrática”, y es uno de los más visibles del Partido Democrático Descentralista (PDD). Con este movimiento se prepara para las elecciones del 2006, y el tema educativo es uno de sus fuertes, aunque a veces se le sale el indio, mejor dicho, el irlandés. Helo aquí.


—Dr. Lynch, hablar sobre los problemas de la educación supone una serie de lugares comunes pues es uno de los temas sobre diagnosticados de nuestro entorno. La primera pregunta es si frente a esta realidad, patética por donde se la mire, hay posibilidad de mejoras.
—Las posibilidades son exclusivamente políticas. Depende de la voluntad política para cambiar la educación. La verdad es que no tiene sentido preocuparse del tema educativo porque no rinde réditos electorales, al punto que hay un abandono en el discurso político, lamentablemente. En los últimos años se han presentado unos cambios importantes al respecto: por un lado el proceso de globalización, que nos obliga de manera perentoria a preocuparnos de la producción de conocimientos; y también por las demandas que existen de parte de quienes reciben y se ven defraudados por el servicio educativo. Esto ha hecho que cambien un poco las coordenadas del diagnóstico del problema: ya no es el tema de la cobertura, la cantidad de maestros, colegios, presupuesto, etc. lo más importante, sino que también empieza a haber una reflexión sobre los resultados, es decir, sobre el servicio que se brinda. Y la verdad es que es de muy mala calidad, en otros de pésima calidad y de poca utilidad para desempeñarse en la vida. La educación en nuestro país no cumple la función de equidad e integración que son funciones en cualquier sistema educativo.
—Un deporte muy nuestro es buscar culpables antes que soluciones. ¿Quiénes nos han llevado a estos extremos?
—Yo creo que básicamente la incuria de la clase política. El desinterés que existe por el tema que ha agudizado el problema hasta ponernos a la cola de América Latina.
—Cuál cree que es el peor indicador del sistema educativo.
—Yo creo que hay dos. Por un lado los rendimientos, que son de antología: por ejemplo los niños de sexto grado de la escuela rural andina, quechuhablante, tienen un promedio de cero por ciento en comprensión de lectura. Le estoy citando una cifra del propio Ministerio de Educación. De los 43 países que rindieron la prueba PISA el año 2002, el Perú quedó en el puesto 43, con el 90% de los que rindieron la prueba en el rango más bajo de comprensión. Digamos, somos antológicamente malos. Por otro lado, que tengamos una dirigencia marxista leninista en el gremio magisterial, que es algo único en el mundo (se ríe).
—¿No comparte usted esas ideas?
—Bueno, son ideas reaccionarias pues, ¿no? Yo soy un hombre de izquierda. Cómo voy a compartir ideas de derecha. El marxismo leninismo, luego de la caída del muro de Berlín, es un partido de derecha más que defiende, como en este caso, el statu quo en el sector educación. Ellos no quieren que se toque nada porque cualquier cosa que se toque supuestamente perjudica las pequeñas ventajas que han logrado. Entonces, yo creo que hay que terminar con esa influencia que yo denomino en mi último libro “el pensamiento arcaico” ([1]), donde señalo la influencia totalmente perniciosa de este pensamiento.
—Para algunos el gobierno de Fujimori despertó ciertas expectativas de reforma en algunos tópicos educativos. ¿Por qué no han funcionado esos enfoques constructivistas, el Plancad, las reformas curriculares, etc?
—Yo no creo que haya motivado expectativa, creo que eso es mentira. Lo que hubo fue una llegada del Banco Mundial que tomó el control del Ministerio de Educación, incluso físicamente porque tenían un ala en el Ministerio con choferes y portero incluido. Los resultados han sido más bien pobrísimos: los 300 millones de dólares que se gastaron en el proyecto de primaria, que son 300 millones que debemos los peruanos, han tenido resultados desastrosos. Ni expectativa ni nada. Allí están los resultados.
—Cuán determinante es el tema del presupuesto en este sector. Estudios señalan que algunos países han demostrado tener mayor eficiencia con una asignación relativa.
—El presupuesto va de la mano con el programa. Si usted tiene sólo presupuesto es como echarle agua a una canasta: el agua se cae. Si usted le pone dinero a este aparato educativo no serviría de nada. Usted tiene que tener mayor presupuesto con programa de reforma. Usted tiene que cambiar las cosas al mismo tiempo que invierte más. Nosotros estamos en un nivel tal bajo de inversión que necesitamos, ciertamente, mucha más inversión; pero tiene que darse a la par con un programa de reforma.
—El presidente Toledo prometió ser recordado como el presidente de la educación. ¿Cómo cree usted que debiera ser recordado?
—Bueno, yo creo que es una pregunta que no debo responder dado que he sido su ministro. Lo que sí puedo decir es que…
—Usted ha dicho que su gobierno es decepcionante…
—Lo que sí puedo decir es que no se han cumplido con las promesas que hizo el gobierno al respecto, y en cuanto al programa de reforma educativa no se ha dado el dinero correspondiente en los últimos dos años; de manera que el programa de reforma educativa es una farsa.
—Cuando usted fue uno de sus ministros, ¿le veía voluntad para iniciar alguna reforma?
—(Piensa) De palabra sí, pero no de obra. De palabra sí. Las veces que conversé con él se mostró colaborador, abierto, entusiasta incluso.
—Qué es lo que más le preocupaba.
—Bueno, él compartía este diagnóstico de la baja calidad, etc. Me apoyó en términos verbales, repito, sobre la reforma que llevamos adelante ese primer año, pero en la provisión presupuestal no hubieron frutos. Seguimos en la misma restricción que viene desde hace más de 15 años.
—Y en su caso, ¿qué obstáculos encontró en el camino?
—En mi caso, por un lado, el bajo presupuesto; de otro lado, la exigencia de la gente de Perú Posible por más puestos de trabajo.
—Usted prefirió gente de izquierda, ¿no?
—¡Obviamente! ¿De dónde vengo yo políticamente?
—De la izquierda, por supuesto.
—Entonces, ¿con quién tenía responsabilidad política? Con el pueblo que me había puesto ahí, ¿no es cierto? Era el momento de demostrar que desde la izquierda democrática se podía hacer algo en ese sector.
—¿No era muy egoísta plantear asuntos de izquierda, cuando la idea era buscar alternativas que beneficien a todos?
—De ninguna manera, de ninguna manera. Al contrario, la idea era asumir la responsabilidad política.
—Y no cumplió, no pudo hacerlo...
—Por supuesto que lo hice. Fui el primer ministro en 25 años que puso un programa de reforma educativa, después del gobierno militar.
—¿Y por qué lo sacan?
—Me sacan precisamente porque pisaba demasiados callos.
—Y por su enfrentamiento con el SUTEP, ¿no?
—Con un sector de Patria Roja, sí.
—Qué crítica podría hacerle al SUTEP, en perspectiva.
—Yo creo que es abusivo hablar de SUTEP. Hoy en día hay 3 grupos distintos en el sindicato. Uno que responde a Patria Roja, otro que dicen que responde a Sendero, otros llamados “democráticos”, con variedad de puntos de vista. La medida más complicada que tomamos en mi gestión fue el examen a los maestros, que recibió el apoyo de aprox. 12 bases regionales del SUTEP. Pocos ministros de educación han tenido tanto apoyo del sindicalismo magisterial organizado como en mi gestión. No confunda usted la posición de Patria Roja con la oposición del SUTEP, por eso le digo que eso es abusivo. Ahora, sí creo, como lo digo en mi libro, que hay una influencia ideológica que no sólo responde a Patria Roja, Sendero, Pukallacta, que es en los últimos 30 años la influencia ideológica más importante en el sector educación, y que yo considero que es el principal problema con el que hay que terminar para que pueda proceder una reforma educativa.
—La izquierda radical del SUTEP es también responsable de cómo está hoy la educación.
—Eso es lo que le he dicho. Yo sistematizo en este libro este punto de vista como “pensamiento arcaico”, y considero que para resolver los problemas estructurales hay que librarnos de ese pensamiento.
—¿El SUTEP debería hacer un mea culpa?
—Señor, no nos estamos entendiendo en esta entrevista, y si no nos estamos entendiendo no vamos a ninguna parte…
—¿Qué no le estamos entendiendo?
—En el SUTEP hay varios sectores…
—Pero el SUTEP tiene una dirigencia determinante, ¿no es la de Patria Roja?
—Así es. Hay una mayoría pero que es desconocida por los otros. Hay una realidad de mosaico, a eso me refiero.
—En todo caso, cuál cree que debe ser el papel del SUTEP para los próximos años.
—No me toca determinarlo a mí sino a los maestros. Yo quisiera que hubiera un sindicato fuerte, si es posible unificado, pero con una perspectiva moderna, o sea, a favor de una reforma educativa, con sus propios puntos de vista en temas como capacitación, carrera magisterial. Lo que sí creo que es malo es que exista un gremio que se oponga a los temas de reforma educativa, por la urgencia que tiene la reforma para el país.
—Carlos Alberto Montaner ha dicho recientemente que de nada serviría que los estudiantes destaquen en matemáticas o lenguaje, si es que no cuentan con instituciones fuertes y valores que los guíen. Cuánto peso deberían tener estos elementos.
—En la reforma que yo busqué llevar adelante se señalaba que había que promover la formación de niños y jóvenes como ciudadanos con capacidades para producir bienestar. O sea, el eje estaba en formar ciudadanos.
—La universidad también palidece frente a otros modelos latinoamericanos, y sin embargo el gobierno sigue creando más. ¿Qué futuro le ve a la universidad peruana?
—Ninguno. Yo creo que devienen en almacén de estudiantes. Las mejores quizás son centros de entretenimiento de la juventud desocupada, pero como centro de producción de conocimientos no tienen ningún futuro. Justamente en mi gestión formamos la Comisión para la Segunda Reforma Universitaria, que presidió el actual ministro de Educación Javier Sota Nadal. Ellos hicieron un diagnóstico, que es quizás el más completo que se haya hecho. Sin embargo, esto fue muy mal recibido por los rectores de las universidades, porque a partir de la llamada “autonomía” creen que nadie puede opinar sobre ello. Afortunadamente a la hora que Sota entró reavivó la Oficina de Coordinación Universitaria y el proyecto de segunda reforma, que sigue recorriendo el país motivando debates sobre el tema universitario. La es crear una opinión pública favorable a una reforma de fondo en la universidad peruana, particularmente de la universidad pública. Hemos estado en muchos lugares del Perú con este objetivo, Huánuco, Huancayo, Huacho, Cuzco, Tacna, Piura, Pucallpa, etc. Los temas que se discuten van más allá de arreglos cosméticos como la no reelección del rector, elección universal, que en algunos casos pueden ser buenos para solucionar determinadas coyunturas, pero que no le dan salida al tema de la universidad en su conjunto.
—Todas estas propuestas las postulará también en las próximas elecciones, supongo.
—Bueno, yo soy político desde los 17 años. He participado en todas las elecciones en que he podido desde ese momento, y por supuesto que voy a participar en las próximas. Téngalo por seguro. (2005)


[1] El pensamiento arcaico en la educación peruana. Edit. UNMSM. Lima 2004.

No hay comentarios: